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lunes, 8 de octubre de 2012

ENTREVISTA A LA ESCRITORA INÉS FERNÁNDEZ MORENO

"La escritura es como tirar de un piolín y empezar a desovillar frases, ideas, imágenes, sentimientos".     


Inés Fernández Moreno es sin dudas una de las grandes narradoras de la actualidad. Hija y nieta de ilustres poetas, nació en Buenos Aires en 1947, dice que empezó a escribir "tarde", a los treinta y cinco años, si es que existe un tiempo para empezar a escribir. Es Licenciada en letras. Residió entre el 2002 y el 2005 en España. Es autora de los libros de cuentos La Vida en la cornisa (1993), Un Amor de agua (1997), Hombres de médano (Alfaguara- 2003) , Mármara ( Alfaguara2009), y las novelas "La última vez que maté a mi madre" (1999); Punto de lectura (2006) - la Profesora de español (Alfaguara - 2005). El Cielo No Existe (Alafaguara - 2013)
Ganó numerosos premios nacionales e internacionales, entre ellas, el premio Hucha de oro, otorgado por Funcas (España), por su cuento "Carne de Exportación, incluído en Mármara.
Su literatura, cruzada por la profundidad, la precisión de las palabras utilizadas y la originalidad de las historias, matiza el drama con pinceladas de un humor sutil.
De sus cuentos puede decirse que el lector nunca saldrá  indiferente. Su aguda mirada sobre los temas que aborda queda como una marca distintiva.

-Un escritor dijo una vez que lo que más le atraía del oficio era la incertidumbre, terminada una frase no saber cual sería la siguiente, que lo que se planea en ocasiones termina tomando otro rumbo. ¿Cómo juega ese sentimiento en vos?

-Sí, comparto esa fascinación por lo que va sucediendo en la escritura siempre un poco más allá (o más acá) de nuestra idea inicial. Es como tirar de un piolín y empezar a desovillar frases, ideas, imágenes, sentimientos  ante los que uno resulta el primer sorprendido. Me ha pasado más de una vez imaginar una historia humorística (o triste) que se me da vuelta por el camino y me muestra otra cara. 

-¿Pensás que existen cuentistas, novelistas, ensayistas, o como dijo una vez Abelardo Castillo, que un escritor es una persona resignada que escribe lo que puede?

-Sí, claro. Uno está contenido dentro de sus propios límites. Lo que pasa es que esos límites tienen una flexibilidad, una posibilidad de expansión. A veces uno se defrauda, otras se supera. Pero no sé si hablaría de "resignación", eso le da a la cosa cierto tinte dramático. Esa parcela pequeña que a cada uno le toca puede ser una fiesta ¿no?  

-Raymond Carven decía que cuando en un texto uno vuelve a poner comas en donde antes las había sacado, es porque el  proceso de corrección ya está concluído. ¿Cómo es el proceso en tu caso?

-Yo me creía que era muy buena poniendo comas, y últimamente me encuentro llena de dudas. Trato de evitar algunas, me parece que juegan siempre a cierta híper correción. Las pongo y las saco y las vuelo a poner, pero alguna, definitivamente, la elimino. Así que pusiste el dedo en un punto (o en una coma) sensible. Y para corregir no hay nada mejor como dejar el texto en reposo. Eso puede hacerse durante un tiempo, hasta que ese texto te cansa y entonces ya está, uno lo da por terminado. por abandono, como dijo otro escritor cuyo nombre no recordaré.

-Tu estadía obligada en España en la década pasada puede ser considerada como una especie de exilio económico. ¿Cómo te marco literariamente? ¿Qué clase de escritora eras antes y después de esa experiencia?

-Me marcó como te marcan todas las experiencias vitales fuertes. Con más madurez y más comprensión y nuevos temas de los que escribir."Puntualmente" (como se dice tanto ahora) me tocó el idioma. Me lo puso en un lugar más resbaladizo y eso está presente en mi escritura. Respecto a definir "que clase" de escritora soy ( era), me resulta muy difícil de definir.

-Por qué creés que la gente lee más novelas que cuentos? ¿Existe algún prejuicio al respecto, o es una imposición de las editoriales?

-Leer una novela implica una travesía larga y placentera (hablamos de ciertas novelas, desde ya). Uno se acostumbra a los personajes, al tono...todo eso te va a acompañando, amplificando y consolando tu propia vida con ritmo de rutina. Pero de otra rutina. El cuento en cambio es, cada vez, un sacudón, por decirlo así. Hay que entrar y salir rápido. Quedar conmovido, recuperarse, y otra vez zambullirse en otro cuento. una especie de "ducha escocesa" intelectual y emotiva. Es cierto que las editoriales se inclinan por la novela, es más fácil de vender. Pero esa tendencia se está reequilibrando en los últimos tiempos.

-En Mármara, tu último libro publicado, percibo un especie de ligazón entre los cuentos, un nexo muy sutil que de alguna manera los relaciona. Cuando te toca reunir relatos para publicar una obra, ¿buscas que las historias estén cruzadas por un denominador común, o pueden tratarse de textos independientes?

-Es que no "me toca reunirlos", ellos se reúnen solos alrededor  de núcleos que, en mi caso, no han sido deliberados, pero que por cierto existen como clima común, referidos a ciertas experiencias o períodos por los que uno atraviesa. En el caso de Mármara, el viaje a España y el regreso a la Argentina están planeados de diversas maneras.  
-Un famoso escritor dijo que no existen más que cuatro o cinco temas sobre los cuales vale la pena escribir. ¿Coincides con esa definición?

-Los temas humanos siempre son los mismos, de acuerdo. Ahora lo de "grandes" o "pequeños", habría que tener cuidado con esta discriminación. También con el significado de "vale la pena". Va en el mismo sentido de glorificar ciertos temas. la cuestión esencial siempre es el abordaje, la mirada, el "cómo". 

-¿Cómo ves a la literatura latinoamericana en general y a la argentina en particular por estos días?

-Uh, Claudio, eso es largo y complejo. Estoy muy lejos de poder darte una respuesta seria en pocas líneas o en varios volúmenes. 

-Sé que estás trabajando en la actualidad en una novela y un libro de cuentos. A modo de adelanto, ¿nos podrías contar algo de cada uno de ellos?

-El libro de cuentos se llama "Malos sentimientos", lo que da una idea del tipo de cuentos que agrupa. Tengo que terminar todavía el cuento que lleva el mismo título.
La novela es sobre la relación de una hija con su madre muy vieja y extravagante, trenzada con una historia que va rozando lo policial. Eso, en el marco de la vida cotidiana en Buenos Aires, una ciudad que se hace muy presente a lo largo de la novela. El título todavía no está definido.  

Claudio Miranda

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LEER UN CUENTO DE ELLA: CARNE DE EXPORTACIÓN (MÁRMARA)


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