miércoles, 26 de diciembre de 2012

Borges-Sabato/Sabato-Borges: Reunión Cumbre

"DIÁLOGOS", EL LIBRO
No soy original. Reunión cumbre es el título de un formidable disco que reunió los genios de Astor Piazzola y el saxofonista norteamericano, Gerry Mulligan. Cuando empecé a escribir esta nota se me vino a la cabeza aquella reunión de esos dos músicos tan excepcionales como diferentes. Ocurrió en el año 1974. Disimiles en todo, en su forma de ver la música (Astor leía sus complejas composiciones a la perfección, mientras que Gerry era un gran improvisador, al argentino no le gustaba el alcohol, mientras que el norteamericano era un fuerte bebedor, Astor de costumbres austeras, Gerry un bohemio empedernido) que sin embargo plasmaron un disco imborrable.
Reunión Cumbre también encaja perfectamente para nombrar los encuentros entre Sabato y Borges que tuvieron lugar entre el 14 de diciembre de 1974 y marzo de 1975. La misma época. Se han cumplido ya 38 años de aquellas reuniones que dieron origen al inolvidable Libro "Diálogos".
Borges- Sabato, Sabato-Borges, el choque de dos planetas que en lugar de destrucción provocó una la luz incontenible cuyo resplandor llega hasta nuestros días y que seguramente sobrevivirá por años.
El periodista y escritor Orlando Barone fue el hacedor del milagro de juntarlos, algo que nadie había logrado antes. Las reuniones se desarrollaron principalmente en el mítico departamento de Borges situado en Maipú al 900.
"Diálogos" fue el resultado de aquellas memorables conversaciones, libro imprescindible para entender la obra de los dos maestros. Con un poco de paciencia y ganas de caminar, podrían dar con algún ejemplar en alguna de esas librerías de usados que aún pululan en Buenos Aires, claro, astros a favor de por medio.
No eran amigos antes de esas reuniones, ni lo fueron después, profundas diferencias estéticas, literarias y políticas lo separaban, pero a instancias de Barone accedieron a llevar adelante el proyecto. ¿Vanidad? ¿Respeto mutuo? ¿Ganas de confrontar? ¿El tardío reconocimiento del espacio que ocupaba cada uno dentro de la literatura mundial? ¿O simplemente las ganas de salir victorioso de esos filosos contrapuntos que recorren todo el libro, como un Boca River que se juega a cara de perro? Difícil saberlo, después de aquellas reuniones ya ninguno de los dos accedió a hablar del tema. Barone asegura que tenía el sí de Sabato para la segunda parte, Diálogos 2, y que fue Borges el que se negó. Borges no dio ninguna razón para esa negativa, simplemente dijo que no.
Cualquier fuera la causa, ya no tiene importancia. Lo que se habló allí ha generado una marca que perdurara por siempre.
En la primera de esas reuniones, Barone logra resumir con lucidez el momento de gloria que está a punto de producirse y del que él será un privilegiado testigo:
"Creo que se tocaron las manos. Y un brazo o el hombro tal vez. Suelo imaginar más de lo que veo. Se deben haber dicho, no obstante, esas cosas comunes y triviales de todos: Hola Borges, qué dice Sabato...
Mi obligación de testigo es registrar las palabras exactas. Pero ese momento cualquiera puede haberlo soñado siempre (cualquier escritor, cualquier artista) y es mejor hacer compartir las sensaciones, no las palabras.
Sé que venían por el pasillo de la casa, tomados del brazo, lentamente. el bastón era un péndulo en las manos de Borges. entreví dos sombras y detrás a dos hombres y dentro de las sombras y los hombres, entreví el amor y la muerte, la lucha y el arte, es decir : la vida."

LOS TEMAS ABORDADOS
¿De que hablaron? Tocaron temas permanentes, la vida, la muerte, la literatura, Dios, los sueños, el tiempo, en el sentido borgiano de la palabra..."La noticia cotidiana, en general se la lleva el viento. Lo más nuevo que hay en el diario, y lo más viejo, al día siguiente, dice Sabato.
"Nadie piensa que deba recordarse lo que está escrito en un diario. Un diario, digo, se escribe para el olvido, deliberadamente para el olvido, afirma Borges.
-¿Y que opina de Dios, Borges?-pregunta Sabato.
-¡La máxima creación de la literatura fantástica!-responde Borges.
En uno de los encuentros se hace alusión que en el cuarto contiguo en donde la madre Borges, muy enferma, transita sus últimos días. ¿Cómo no iban a hablar entonces de eso que ellos llaman temas permanentes?
Otro de los encuentros se desarrolla en el Bar de Córdoba y Maipu. Hace un calor descomunal, un detalle que los pinta tal cual eran y las diferencias que los separaban: Sabato pide un Whisky y Borges, un vaso de agua.
Hay más diferencias entre ellos: Sabato, proveniente de la ciencia, entra en la literatura por la ventana, sufriendo todo tipo de resistencias y desprecios  de sus pares, mientras que Borges lo hace con una alfombra roja debajo de sus pies.
Borges admite en una de las tantas charlas que siente una gran decepción cuando se termina un cuento (comparto el sentimiento), "es inevitable preguntarse si valió la pena escribirlo".
Sabato responde que en el caso de la novela es mucho peor.  "Imagínese Borges, lo que pasaría si después de escribir 500 hojas se siente que no es lo que se quería escribir".
Más diferencias, hablan de Música, Sabato elogia a Piazzola (De nuevo, la otra Reunión Cumbre: Piazzola Mulligan) Borges admite que le gusta Troilo y que Piazzola no hace tango, como si eso tuviera importancia.
Amistad y Amor: Sábato dice que la amistad es conmovedora. Borges sostiene que la amistad permanece, por más que los amigos se vean de vez en cuando. En cambio el amor requiere de milagros, pruebas y confirmaciones permanentes.
Otra vez Dios: Borges dice que basta un simple dolor de muelas para negar la existencia de Dios. Sábato dice que es probable que Dios de a uno lo que necesita y no lo que quiera.
Barone le pregunta a Borges si conoce literatura latinoamericana y el maestro responde que no, con ironía:  "No, yo desde 1955, me he dedicado a leer la reciente literatura del siglo IX al XIII anglosajones, escandinavos....
Un poema de Borges se recita en una de esas reuniones:
LO PERDIDO
¿Donde estará mi vida, la que pudo
haber sido y no fue, la venturosa
o la del triste horror,esa otra cosa
que pudo ser la espada o el escudo
y que no fue? ¿Dónde estará el perdido
antepasado persa o el noruego,
Dónde el azar de no quedarse ciego,
Dónde el ancla y el mar, dónde el olvido
de ser quien soy? ¿Dónde estará la pura
noche que al rudo labrador confía
el iletrado y laborioso día,
según lo quiere la literatura?
Pienso también en esa compañera
que me esperaba, y que tal vez me espera.

Silencio. Barone se pregunta si podrá medirse el tiempo en la casa de Borges.
En otro encuentro hablan largamente de los sueños, aquí están animados, parecen encontrar muchos puntos en común, la conversación va girando hacia el pasado, el olvido, el infierno.
Un verano pasa rápido, mucho menos de lo que uno hubiera querido, más si la estación tuvo como protagonistas a Sabato y Borges, juntos, mesa de por medio.
Llegamos al 8 de marzo de 1975, el final de la aventura. Un libro quedará como registro, pero Barone sabe, todos sabemos, que será insuficiente, que ningún grabador, ninguna pluma, podrá capturar cabalmente la magia de esos encuentros.
Algo que compartieron: el Cervantes, aunque nada más pobre que un premio literario para hablar de sus obras.
Recorrieron la literatura por caminos distintos, la novela y el ensayo, frente a los cuentos y la poesía. Pero no fue sólo eso, hay otros senderos en los que tampoco coincidieron. Barone lo sintetiza muy bien:
La quietud y el vértigo. el silencio y el grito. El ruiseñor y el águila. El violín y el órgano. La bahía y el arrecife. El arco Iris y el relámpago. Borges y Sábato.
Ya está, estuvieron juntos en aquel verano inolvidable. Todo termina,  por esa época empezaba a terminar un sueño político también: Perón muerto, el país en manos de la triple A. Pero esa es otra historia.
Siguiendo con reunión cumbre, las diferencias quedaron expuestas, sin embargo también quedó lo otro, los autores de "Sobre Héroes"y el de "Ficciones" se cruzaron para dejar una estela inquebrantable por la que aún sigue fluyendo la más pura literatura.
Quizá, Diálogos, haya sido una ficción. Borges y Sabato no se vieron nunca más.                  
Claudio Miranda

MI EJEMPLAR, A SALVO DEL FUEGO


El ejemplar que están viendo corresponde a la primera edición de "Diálogos", es para mí una verdadera joya. Tiene su propia historia. Corría 1977, la dictadura de Videla hacía estragos sobre el indefenso pueblo argentino. Una cobarde cacería de trabajadores y jóvenes. Los milicos cercaron un radio de ocho manzanas  en donde estaba ubicada mi casa. Iban a requisar viviendas al azar, yo tenía 16 años y ya se habían llevado a varios compañeros de escuela. Nunca más volvería a verlos, engrosarían las listas de desaparecidos más adelante. Ante la inminente llegada de las bestias, mi madre dijo que había que quemar todos los libros. ¿todos los libros? Sí, dijo ella. Mi hermano y yo nos opusimos. Mi padre no dijo nada. El tiempo apremia insistió mi madre, pero la frase tuvo el carácter de una orden que había que cumplir lo antes posible. Así empezó la selección de cual libro se salvaba y cual no. Demás está decir que los primeros condenados fueron Marx, Engels, Sartre, Beckett, Camus, Kafka, pero luego, mi vieja, por las dudas, decidió mandar a todos a la hoguera.  Los libros entonces eran tan peligrosos como portar armas o ideas. Sus dueños, los lectores, enemigos de la patria.
Esa tarde terminó en cenizas una de las bibliotecas más importantes que podría existir en Banfield. Una gran fogata, un gran crimen. Diálogos estaba en la pila pero logré salvarlo, claro, sin que se diera cuenta mi madre, junto con El Lobo estepario de Hesse, El Extranjero de Camus, La Nausea de Sartre  y Relatos de un Naúfrago de García Márquez. No mucho más que eso.
Al final las bestias no entraron a mi casa. Puro azar. Nosotros zafamos, los libros no.
Con el tiempo me di cuenta que había puesto en riesgo la vida de toda mi familia, pero para ese entonces ya sabía que igual nada depende de nosotros, que a la vida la gobierna lo aliatorio.
Claudio Miranda