El próximo 26 de agosto se cumplirán 100 años del nacimiento de
Julio Cortázar y la palabra Banfield resuena con fuerza. Muchos de sus cuentos
transcurren en Banfield, entre ellos y sólo para mencionar algunos:
"Deshoras" y "Los Venenos". Es que allí Don Julio vivió su
infancia y su primera adolescencia.
Como oriundo y habitante
de Banfield puedo asegurar que su alma sigue dando vueltas por el viejo
empedrado del barrio que queda al oeste de las vías del ferrocarril, por su
plaza y en la estación de trenes también. Ni hablar de esquina de Maipú y
Belgrano, en donde entonces se levantaba la escuela N° 10 en la que cursó
la primaria. Don Julio sigue presente en todos esos lugares. A los cortazianos
les digo que es muy fácil llegar hasta allá. El tren eléctrico en Constitución,
veinte minutos de viaje y Banfield, y el mundo inmenso de Cortázar que se abre
profundo y misterioso ni bien pongamos un pie en el andén.
Entre el 26 de agosto de
2014 y el domingo 31 Banfield será una fiesta recordando al maestro. Este es el
programa de actividades:
26 de Agosto 10 hs :
colocación de un busto del escritor en la esquina de Maipú y Belgrano
26 de Agosto 20 hs :
Charla debate con los escritores Vicente Zito Lema, Jorge Deschamps y Gloria
Archuschin en el teatro Ensamble (Larrea 350)
27 de Agosto - 20 hs:
Inauguración muestra de artes plásticas en la escuela X Arte en
Alsina y Rincón
28 de Agosto - 20 hs:
Narración oral de cuentos a cargo de la cuentista Liliana Bonel en el cine
Maipú
28 de Agosto - 21 hs:
Proyección de la pelicula el Perseguidor en el centro cultural espacio Pucheco
en Arenales 1555.
29 de Agosto: - 22 hs :
Concierto musica jazz (la preferida de Cortázar) a cargo de la Maidana Jazz en
el teatro viejo Varieté en Maipú 540. (se interpretará a Charlie Parker)
31 de Agosto: durante todo
el día: fiesta de murgas, concursos de pintura, una feria de libros y juegos,
por supuesto, la clásica "Rayuela".
Banfield en el cuento Deshoras:
Banfield en el cuento Deshoras:
Un pueblo,
Bánfield, con sus calles de tierra y la estación del Ferrocarril Sud, sus
baldíos que en verano hervían de langostas multicolores a la hora de la siesta,
y que de noche se agazapaba como temeroso en torno a los pocos faroles de las
esquinas, con una que otra pitada de los vigilantes a caballo y el halo
vertiginoso de los insectos voladores en torno a cada farol. A tan poca
distancia las casas de Doro y de Anibal que la calle era para ellos como un
corredor más, algo que seguía manteniéndolos unidos de día o de noche, en el potrero
jugando al fútbol en plena siesta o bajo la luz del farol de la esquina mirando
cómo los sapos y los escuerzos hacían rueda para comerse a los insectos
borrachos de dar vueltas en torno a la luz amarilla. Y el verano, siempre, el
verano de las vacaciones, la libertad de los juegos, el tiempo solamente de
ellos, para ellos, sin horario ni campana para entrar a clase, el olor del
verano en el aire caliente de las tardes y las noches, en las caras sudadas
después de ganar o perder o pelearse o correr, de reírse y a veces de llorar
pero siempre juntos, siempre libres, dueños de su mundo de barriletes y pelotas
y esquinas y veredas.
Banfield en el cuento
"Los Venenos"
El sábado tío
Carlos llegó a mediodía con la máquina de matar hormigas. El día antes había
dicho en la mesa que iba a traerla, y mi hermana y yo esperábamos la máquina
imaginando que era enorme, que era terrible. Conocíamos bien las hormigas de
Bánfield, las hormigas negras que se van comiendo todo, hacen los hormigueros
en la tierra, en los zócalos, o en ese pedazo misterioso donde una casa se
hunde en el suelo, allí hacen agujeros disimulados pero no pueden esconder su
fila negra que va y viene trayendo pedacitos de hojas, y los pedacitos de hojas
eran las plantas del jardín, por eso mamá y tío Carlos se habían decidido a
comprar la máquina para acabar con las hormigas.
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