Recibí tiempo atrás el siguiente email:
"Hola,
Soy María, profesora de castellano en Francia y ando buscando al autor del cuento Imborrable. ¿Sos vos? Quisiera reproducir un fragmento en un manual de español para extranjeros y necesito conseguir el permiso.
Ojalá me contestes y me puedas dar una mano."
Le dí la mano y le respondí que sí, que no había problemas. ¿Cómo no ayudar a una profesora de español para extranjeros? La solidaridad ante todo. Mucho más tratándose de cuestiones del lenguaje.
Ella volvió a escribirme a la semana:
"Gracias Claudio. Mi coautora me bochó el cuento porque le pareció nostálgico y triste. A mí me encanta.
Otra vez será.
Saludos".
No me preocupé demasiado. Al contrario, lo de nostálgico y triste me pareció un elogio. Igual y entre nosotros, yo también me hubiera bochado el cuento. Claro, por supuesto, ¡otra vez será!
Leer Imborrable
Leer Imborrable
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentar