Los Libros Náufragos
"Ojalá que dentro de muchos años, cuando ni usted ni yo estemos, alguien, aunque sea una sola persona, se acuerde de un cuento, de alguna frase, o aunque sea de un adjetivo de esos pocos felices que a uno le salen a veces, muy pocos en la vida: Y entonces que el lector diga: "Esto está vivo todavía". Si pasa eso yo, desde el purgatorio, voy a guiñar este ojo miope, bastante agradecido". Germán Rozenmacher (1936-1971).
Claudio Miranda - Ex-imortal y escritor. El resto no tiene importacia
- Claudio Miranda
- "No me cure la locura, doctor. Es lo único que tengo". Isidoro Blaisten (Argentina - 1933 - 2004)
sábado, 20 de julio de 2024
La calle Maipú, la Galería del Este y Borges.
domingo, 18 de febrero de 2024
En Página 12: Mi cuento "Las Cosas Simplemente Ocurren" - 02/01/2024
Por segundo año consecutivo, el suplemento literario Verano 12, de Pagina 12, publica un cuento de mi autoría. Muy agradecido al editor de Pagina por haber confiado en mi.
Les dejo el link para que puedan leerlo, aclarando que se trata de un cuento inédito.
Claudio Miranda
Leer:
viernes, 17 de febrero de 2023
Mi cuento "La Promesa" publicado en Pagina 12
Muy agradecido al diario Pagina 12 - suplemento literario Verano 12 - por la publicación de mi cuento "La Promesa", el pasado 7 de febrero de 2023.
Podrán leerlo desde acá: La Promesa de Claudio Miranda
domingo, 3 de abril de 2022
Esposa en Reversa de Stephen Dixon
Además de magistral, este cuento de Stephen Dixon (1936-2019) es un rara avis dentro de la obra del escritor estadounidense. ¿Por qué? Por la austeridad literaria con la que está escrito (apenas una carilla y media), algo excepcional en sus historias que en general promedian como mínimo una decena de hojas, confirmando así que es posible escribir mucho con pocas palabras.
Por los demás, el relato guarda la misma característica que el resto de su obra: un estilo seco, directo, ausente de retórica alguna y provisto de un realismo brutal.
Otro aspecto que vuelve a este cuento genial e imprescindible, es la forma que tiene de jugar con el tiempo, o en todo caso, de trastocar la manera convencional de tratarlo: Siempre se resalta al futuro como una puerta de salvación, una fuga hacia adelante, un comodín que usamos para salvarnos del desastre actual o de nuestro propio pasado. Los días por venir: en el futuro depositamos la esperanza de alcanzar la dicha postergada. Acá no, acá no hay presente ni futuro redentor. Sólo existe el pasado, como una forma de reconstruir la felicidad perdida.
ESPOSA EN REVERSA (Del libro Historias Tardías)
Su esposa muere, los labios ligeramente separados, un ojo abierto. Él golpea la puerta del dormitorio de su hija menor y le dice: “Sería mejor que vinieras. Parece que mamá está por fallecer”. Su esposa entra en coma tres días después de haber vuelto a casa y sigue así durante once días. Hacen una pequeña fiesta al segundo día de su regreso: salmón de Nueva Escocia, chocolates, un risotto que prepara él, queso brie, frutillas, champagne. Un vehículo de traslado médico trae a su esposa a casa. Ella dice: “Ya no quiero más asistencia vital, ni remedios, ni suero, ni comida”. Él llama al 911 por cuarta vez en dos años, le dice al operador: “Mi esposa; estoy seguro de que es otra vez neumonía”. A su esposa le colocan un tubo traqueal. “¿Cuándo me lo sacarán?”, dice ella, y el doctor responde: “¿Para ser honesto? Nunca”. “Su esposa tiene un caso muy grave de neumonía”, les dice a él y a sus hijas, la primera vez, el médico de cuidados intensivos, “y entre uno y dos por ciento de probabilidades de sobrevivir”. Ahora su esposa usa una silla de ruedas. Ahora su esposa usa un carrito a motor. Ahora su esposa usa un andador con rueditas. Ahora su esposa usa un andador. Su esposa tiene que usar bastón. A su esposa le diagnostican esclerosis múltiple. Su esposa tiene problemas para caminar. Su esposa da a luz a su segunda hija. “Esta vez no lloraste”, le dice, y él contesta: “Estoy igual de feliz”. Su esposa le dice: “Me parece que algo no anda bien con mis ojos”. Su esposa da a luz a su hija. El obstetra dice: “Nunca vi a un padre llorar en la sala de partos”. El rabino los declara marido y mujer, y justo antes de besarla, él se pone a llorar. “Casémonos”, le dice, y ella dice: “Por mí está bien”, y él dice: “¿De veras?”, y se pone a llorar. “Qué reacción”, dice ella, y él: “Estoy tan feliz, tan feliz”, y ella lo abraza y le dice: “Yo también”. Ella lo llama: “¿Cómo estás? ¿Quieres que nos encontremos y hablemos un poco?”. Lo alcanza hasta la entrada de su edificio y le dice: “Esto sencillamente no está funcionando”. En su primera cita verdadera van a un restaurante y él le dice: “Si me pongo tan quisquilloso sobre qué comer es porque soy vegetariano, cosa que estaba un poco reacio a decirte, tan pronto”, y ella dice: “¿Por qué? No es nada tan peculiar. Solo significa que no vamos a compartir la entrada, excepto las verduras”. En una fiesta, conoce a una mujer. Conversan durante largo rato. Ella tiene que dejar la fiesta para asistir a un concierto. Él le pide su número de teléfono. Le dice: “Te llamaré”, y ella: “Eso me agradaría”. Se despiden en la puerta y él le estrecha la mano. Después de que ella se ha ido, piensa: “Esa mujer va a ser mi esposa”.
viernes, 24 de diciembre de 2021
UN CUENTO DE NOCHEBUENA: EL MILAGRO
EL MILAGRO
Aturdido, el señor Bernardez levantó la copa de sidra lo más alto que pudo. El pulso le temblaba más de la emoción que del parkinson, aunque de milagro no derramó ni una sola gota.
De a poco fueron llegando los invitados, los padres, los hermanos, el tío Edgardo, la tía Evangelina...todos. ¿Quién dijo que los milagros no existían? Por lo menos aquella noche buena, sí.
Y de poco también, se fueron agregando las otras generaciones, su esposa, Mary, sus hijos, sus nietos, algún que otro sobrino. El tiempo que siempre había sido una barrera, un obstáculo infranqueable, ahora se había convertido en un puente que lo conducía a la felicidad añorada y perdida. Los vio. ¡Estaban todos reunidos! Sería la primera noche buena en la que brindis no se empañaría por el triste recuerdo de algún muerto de la familia.
Después de todo, no había sido tan difícil, había bastado con cerrar los ojos y desear, desear brutalmente que vinieran. Y ahí estaban, apiñados en torno a la vieja mesa, el mantel blanco, los platos relucientes, las botellas recién descorchadas.
Fue chocando las copas con cada uno de ellos, al tiempo que el enorme caserón se llenó de voces familiares, gritos, risas, aplausos, canciones navideñas.
Antes de que abriera los ojos y la mesa se despoblara de nuevo, de que apagaran las luces del humilde arbolito de navidad, que dejaran de sonar en la calle los cohetes y los fuegos artificiales, mucho antes de que su achacado cuerpo se aplastara otra vez en el duro colchón de la cama, los perdonó a todos. A los muertos, por haber partido, incluso algunos antes de tiempo, y a los vivos, por haberlo dejado solo aquella noche buena.
CGM
Abril 2016
domingo, 9 de mayo de 2021
Bioy Casares o como salir a matar viejos
La novela de Bioy, "Diario de la guerra del cerdo", publicada en 1969, tiene como argumento el estallido social que se produce en Buenos Aires y se extiende por 15 días, período en el cual pandillas de jóvenes salen a las calles a cazar y matar viejos a mansalva. El estado no interviene, mira para otro lado y deja hacer. El relato no explica las motivaciones que lleva a los jóvenes a semejantes linchamientos, aunque algunas frases arrojan ciertas pistas:
sábado, 1 de mayo de 2021
Charles Bukowski y el Trabajo
Es 1° de Mayo, día internacional del trabajador, y me acuerdo de Charles Bukowski (1920-1994). Ya viejo, convertido en un reconocido escritor, Bukowski le escribía una carta a un amigo y reflexionaba acerca del trabajo y los trabajadores: “A veces no duele tanto recordar de dónde venimos. Y tú conoces los lugares de donde yo vengo… Lo llaman “De 9 a 5”. Sólo que nunca es de 9 a 5. En esos lugares no hay hora de comida y, de hecho, si quieres conservar tu trabajo, no sales a comer. Y está el tiempo extra, pero el tiempo extra nunca se registra correctamente en los libros, y si te quejas de eso hay otro zoquete dispuesto a tomar tu lugar”. "Cuando era joven no podía creer que la gente diera su vida a cambio de esas condiciones. Ahora que soy viejo sigo sin creerlo. ¿Por qué lo hacen? ¿Por sexo? ¿Por una televisión? ¿Por un automóvil a pagos fijos? ¿Por los niños? ¿Niños que harán justo las mismas cosas?" "A los esclavos nunca se les paga tanto como para que se liberen, sino apenas lo necesario para que sobrevivan y regresen a trabajar"
miércoles, 28 de abril de 2021
La Última Pregunta de Truman Capote
lunes, 26 de abril de 2021
Ricardo Piglia, Ezequiel Martínez Estrada y la Inundación
domingo, 26 de julio de 2020
EL VACÍO LEGAL
Y si no las tenes descargadas no sólo no servís para nada en esta sociedad apestada, sino que te convertís en un jodido sospechoso de querer subvertir la salud pública. Un terrorista o casi.
¿Y si ni siquiera usas celular? ¿Cuál es el castigo? ¿El paredón de fusilamiento? ¿La cámara de gas? ¿El linchamiento? ¿El submarino seco? ¿O las 4 cosas juntas?
¿No hubiera sido mejor que el legislador antes de toda esta parafernalia cibernética, hubiera sancionado una ley que impusiera el uso obligatorio del celular? Sobre todo para evitar este tipo de vacíos legales que tantos dolores de cabeza nos traen, estas zonas grises que inquietan y mucho, más cuando el cumplimiento de la cuarentena está en manos de fuerzas siniestras como la Gendarmería Nacional, la Prefectura, y otras bandas igual de descontroladas.
No son marcianos. Yo tengo un amigo que no usa celular y no es un extraterrestre. Por convicción. Porque no lo necesita, porque no quiere ser un esclavo, porque no le gustan que lo espíen y sobre todo, porque no se le canta.
Entre tanto confinamiento y tanto vacío legal, yo no sé que habrá sido de él, la verdad, estoy muy preocupado. Desde que se declaró la cuarentena lo llamo al teléfono fijo y no contesta. Y redes sociales por supuesto que no tiene. Ni computadora tiene. Y vive lejos para irme hasta allá. Yo le tengo miedo al virus, pero mucho más a las botas. La letalidad del primero es de sólo el 1,8% mientras que la de los milicos es del 100%, sobre todo cuando se trata de disparar por la espalda. Por eso no voy para la casa. Recuerdo que unos años atrás, en un bar de mala muerte, tomando un café de una calidad acorde a la categoría del tugurio, le dije que lo admiraba, que era uno de los pocos sobrevivientes de la tiranía tecnológica reinante. No te creas, me respondió, somos muchos más de los que te imaginas. Millones. Una especie de secta secreta, diseminada en todo el mundo. Lo que pasa es que preferimos un perfil bajo, tememos represalias.
Otro día, en otro mugriento café, me afirmó: algún día nos van a joder, bien jodidos. Somos un mal ejemplo y eso el Sistema no te lo perdona. A mi por ejemplo, me tienen fichado. A veces, cuando salgo a la calle, me siguen tipos, motos, autos...
La última vez que nos encontramos ya se veía venir el tema de la cuarentena. Fue una especie de despedida. Tenía los ojos brillosos y la voz ronca. Se vienen tiempos duros, me confesó. Nosotros vamos a tener que pasar a la clandestinidad. Creo que de esta no zafamos.
En fin, un verdadero dolor de cabeza esta situación. Y todo por culpa de esta gran vacío legal que nos han tirado por la cabeza. Prometo que cuando se levante la cuarentena voy a ir corriendo a la casa de mi amigo para ver si le pasó algo. Y habrá que irse también a la casa de los otros refutadores de celulares en el resto del mundo. Y ya que estamos (no cuesta nada), a los hogares de todos los millones que sí tienen celular, fieles cumplidores del confinamiento planetario, que en teoría gozarán de pulmones sanos pero quizá de estómagos vacíos, y preguntarles si están bien, si necesitan alguna ayuda. Un plato de comida, un vaso de leche...no sé...un trabajo...una changa.
No sea cosa, Dios no lo permita, que haya sido peor el remedio que la enfermedad.
martes, 4 de febrero de 2020
TATY ALMEIDA (presidenta de Madres de Plaza de Mayo - Línea Fundadora) PRESENTA MI NOVELA MÁLAGA - EDICIONES COLIHUE.
miércoles, 25 de diciembre de 2019
EL BOCHAZO
Leer Imborrable
jueves, 14 de noviembre de 2019
viernes, 18 de octubre de 2019
EL PELIGROSO OFICIO DE SER LECTOR
De tipo que viajaba en subte llevando debajo del brazo, o leyendo, un libro de Cortázar, conozco muy poco. Ya dije, en el mundo digital no hay nada y mi memoria es frágil. Apenas que era un tipo joven, bastante joven. Del hecho, que tuvo lugar a finales de los ochenta, o principios de los noventa. Después, desconozco en que línea de subterráneos ocurrió el ataque, ni el horario del mismo. Tampoco la estación en la que subieron los Skinheads. Si al tipo que llevaba el libro de Cortázar debajo del brazo o lo iba leyendo (¿Que Libro? ¿Bestiario? ¿Deshoras?) lo ficharon de entrada o luego de un puntilloso paneo a lo largo del vagón. Creo recordar que fue un fin de semana y no había muchos pasajeros, pero no estoy seguro tampoco de eso.
Tal vez le preguntaron de manera amenazante, a ver vos, puto de mierda, mostráme que estás leyendo. Ah, mira vos, lee a Cortázar. Además de puto, comunista. Imagino que lo rodearon. Imagino también el desbande de los pasajeros, la primera trompada que se estrello en el rostro del lector, reforzada por una manopla de hierro, el preámbulo para la lluvia de golpes y patadas que siguieron detrás. Y en pocos segundos, la sangre, el rostro deformado, algún que otro diento que voló, el cuerpo tendido en el piso del sucio vagón. A esa altura de los acontecimientos es probable que los golpes ya no dolieran.
La noticia buena de este desastre es que el lector, después de varios días de hospital, logró sobrevivir al ataque.
Los libros son peligrosos. Siempre lo fueron. Por eso no olvidemos a este valiente lector que arriesgó su vida por un libro, por una historia. Donde quiera que este, si es que 30 años después está en algún lado, desde este humilde blog le enviamos un caluroso abrazo.
viernes, 16 de agosto de 2019
EL ESCRITOR DEL MES
GERMÁN ROZENMACHER
"Ojalá que dentro de muchos años, cuando ni usted ni yo estemos, alguien, aunque sea una sola persona, se acuerde de un cuento, de alguna frase, o aunque sea de un adjetivo de esos pocos felices que a uno le salen a veces, muy pocos en la vida. Y entonces que el lector diga, "esto está vivo todavía". Si pasa eso, yo, desde el purgatorio, voy guiñar este ojo miope, bastante agradecido". German Rozenmacher (1936-1971).
Soy de los que piensa que todas la muertes son absurdas, incomprensibles. A mi amigo Rolo hay dos cosas del mundo que le molestan sobremanera. La vida y la muerte. La vida, cuando se vuelve tan injusta que nada ni nadie la puede justificar. Y la muerte, porque dice que una vida por más miserable que sea, por más mezquina y enferma que se vuelve, siempre merece otra oportunidad.
Reconozco que hasta esa tarde no había oído hablar de Rozenmacher, situación grave para alguien que se vanagloriaba de ser un gran lector (hoy ya no me vanaglorio de nada). En ese sentido el Rolo ejerció una actitud docente hacia mi. Hay que admitirlo: a pesar de la forma vulgar de hablar que tenía, era muy culto y sobre todo había leído a todos los grandes escritores, por lo menos sabía anécdotas de ellos que nadie conocía.
No se puede creer, tenía 35 años. Hubiera sido un nuevo Roberto Arlt, me dijo aquella noche, en un bar frío y solitario del centro de Banfield, a 50 metros de las vías del ferrocarril, que tiraron abajo en la década del 90. Estaba conmovido, era justo el aniversario de su muerte y admiraba profundamente su obra.
—¿Quién? —deletreámelo por favor.
—Ro-zen-ma-cher, Germám— dijo con cierta molestia
—¿Con Z ?
—Sí, con Z
Admití que no lo conocía. Otro en su lugar se hubiera ofendido por la ignorancia, sin embargo conservó su actitud sabia. Me contó la historia de ese final. El día, el 6 de agosto de 1971, la fecha de su muerte—empezó diciendo—, el diablo metió la cola si es verdad que el diablo existe y además tiene cola. Un día como hoy, el mismo que tiraron la bomba de Hiroshima, sólo que 26 años después, agregó, como si esa muerte fuera tan devastadora como el desastre mayúsculo provocado por la “Little boy”. Yo estaba ansioso por escuchar esa historia pero él necesitaba tiempo. Pidió un café y se quedó mirando a través de la ventana unos minutos. Sé que no miraba nada, pensaba, acaso intentaba encontrar una explicación a esa historia. Yo para matar el tiempo hice lo mismo que él: miré la calle oscura. No pasaba un alma.
Parece que el primer sorbo de café le dio ánimo para empezar el relato. Resulta que un amigo le prestó un departamento en Mar del Plata para que vaya a pasar unos días con la esposa y sus dos hijos, el más chico casi un bebe. Dicen que el inmueble quedaba cerca de la terminal de ómnibus. Pero esto último tomálo con pinzas, no lo tengo debidamente chequeado.
-¿Dónde leíste la historia que me estás contando ?—lo interrumpí.
-No la leí. La sé de primera mano, ¿por?—me respondió tajante, cosa que me quedara en claro que no estaba dispuesto a admitir más interrupciones de mi parte para preguntar pavadas.
Llegaron al departamento con ganas de dormir, era de noche, pero el bebé, se empezó a sentir mal. A todo esto ya habían encendido las hornallas de la cocina, viste como es Mar del Plata en invierno, un cagadero de frío infernal. Pero no sospecharon nada, su esposa, su otro hijo y él estaban lo más bien. Lo más prudente era llevar entonces al chico al ….en ese momento el ruido de una locomotora tapó la voz de mi amigo, y yo no pude escuchar si fueron al hospital o a una clínica. Como no venía la caso, no le pregunté nada. Lo cierto es que se fueron los cuatro, el bebé tenía un color raro y su respiración no era buena. Entraron por la guardia y le hicieron todos los estudios. No le encontraron nada. Ahora respiraba mejor y el color era normal, se le habían ido los síntomas. El médico, por precaución, les propuso dejar al bebé en observación toda la noche y ellos aceptaron enseguida. Era una medida adecuada. El matrimonio deliberó un rato. Tenía que quedarse uno de los dos. No sabían lo que estaba en juego en ese momento. Tomaron la decisión. La esposa se quedó en el establecimiento y él se volvió al departamento con su hijo mayor. Allí, seguía el diablo agazapado, esperando una nueva oportunidad. No la desaprovechó. Quedaron en regresar a las 9 de la mañana del otro día. Sin embargo no aparecieron. Lo que paso después es producto de la investigación policial. Esa noche cuando regresaron, volvieron a encender las hornallas. Lo que no me acuerdo bien es si se fueron a dormir o la muerte los alcanzó antes. Lo cierto es que el escape de gas o de monóxido de carbono, no perdonó. Se los llevó a los dos.
Sobre el bar enteró aterrizó un mortal silencio. Después de un largo rato, mi amigo reaccionó:
-Es así nomás. Un día te viene a buscar y no hay con que darle.
Más tarde encendió un cigarrillo y se levantó. Tenía más impotencia que enojo. Nos vemos mañana, si es que el diablo no mete la cola antes, fue lo último que dijo aquella destemplada noche.
lunes, 1 de abril de 2019
MÁLAGA ES BUENOS AIRES ( LA DIVISIÓN PÉRDIDA DEL COLEGIO SECUNDARIO ENAM DE BANFIELD) - Primera edición - Barcelona-España
(Novela basada en las desapariciones de 31 alumnos secundarios del Colegio Secundario ENAM de Banfield (La División Pérdida) ocurrida durante la última dictadura militar, y en la complicidad y colaboración de las autoridades de la escuela en las mismas)
lunes, 18 de marzo de 2019
AL UNÍSONO (2° PREMIO FUNDACIÓN VICTORIA OCAMPO - 2016)
La inesperada revelación final que sorprende a los protagonistas y al lector es el ejemplo prefecto del cuento clásico que le hubiera gustado a Borges Conciso, sin desbordes y además, muy bien escrito".
María Esther Vázquez (Escritora - Asistente de Borges)
lunes, 21 de enero de 2019
EL DÍA QUE MATÉ A DIOS
Un jueves, a la salida del psicoanalista dormilón, pensé en quitarme la vida. Entonces las imágenes de las vías del ferrocarril Roca se me dibujaron en el aire. Allí estaban, delante de mis ojos, esperándome. Era el cruce de la calle Cabrera con Godoy Cruz. Se ve que el instinto de conservación me llevó a pensar en otra posibilidad. Un manotazo de ahogado: La iglesia a la que había dejado de concurrir desde los quince. Hablar con un cura, darme el alivio que necesitaba para seguir adelante.
Entré a la parroquia del Sagrado Corazón de Banfield cerca de las 4 de la tarde. Había dos personas adelante mio en el confesionario. Hice la cola. Cuando llegó mi turno el sacerdote, un tipo de mediana edad, pasado en kilos, me cerró la puerta en mi propias narices. Por hoy terminamos, dijo. Es algo urgente, padre, supliqué. Por hoy terminamos, repitió. Vuelva mañana, hermano.
Salí del templo aguantándome las lágrimas. Pero no fui al paso de la calle Cabrera-Godoy Cruz. Ya no había necesidad de seguir derramando sangre. Aquella tarde con un muerto bastaba y sobraba. Adentro mío acababa de matar a Dios. Para siempre.
(De mi biografía, porque todos, escrita o no, tenemos una.)
Parroquia del Sagrado Corazón de Banfield |
lunes, 15 de octubre de 2018
RAYMOND CHANDLER Y UNA PREGUNTA INSIDIOSA
Esa fue la pregunta insidiosa que recibió el escritor Raymond Chandler de parte del corresponsal del New Liberty Magazine, Alex Barris. El maestro Chandler que acaba de cumplir 61 años y que ya hacía como diez que había parido a su inolvidable personaje de Philip Marlowe, le contestó a través de una carta, el 8 de marzo de 1949, con una respuesta tan brillante como contundente:
"Escribo cuando puedo y no escribo cuando no puedo; siempre por la mañana o en la primera parte del día. De noche se le ocurren a uno ideas brillantes, pero no son duraderas. Esto lo descubrí hace mucho tiempo. Le debe resultar bastante obvio a usted que yo mismo manejo la máquina de escribir. Cuando se tiene que consumir la propia energía para registrar palabras, es más fácil que uno la haga valer. Eso sí, aguardo la inspiración, aunque no la llame necesariamente con ese nombre".
martes, 3 de julio de 2018
CARVEN-FORD / FORD-CARVEN: UNA AMISTAD ENTRAÑABLE
Richard Ford, por su paso por la feria del libro de Buenos Aires de este año, se refirió a la amistad que lo unía a Raymond Carver:
"Las amistades literarias suelen ser volátiles pero la mía con Raymond Carver no lo fue. Fuimos maravillosos amigos. Nos conocimos en 1977 y nos hicimos íntimos. Me enamoré de él. Era generoso y gracioso y atractivo. Él estaba dejando el alcohol. No estaba bebiendo, pero había dejado hacía poco. Y tenía que escapar de su ambiente de bebedores, de sus amigos y de su esposa. Me conoció y yo estaba como ahora, vestido como un chico de la fraternidad, tenía una esposa, una casa, no tenía hijos que odiaba y creo que vio algo que quería ser. Era una vida distinta a la suya. Se mudó a mi casa y lo cuidé un tiempo. No necesitaba tanto cuidado: necesitaba colaboración. Leía mis cosas y me decía que le gustaban, aunque no creo que fuese verdad. Nos entendíamos. Los dos éramos de la misma parte del país, de familias parecidas: teníamos modos de ver la vida comunes. Después conoció a Tess, la poeta, su esposa y ella dominó su vida: lo amaba. Hicieron una vida juntos. Hace 30 años que está muerto y lo extraño. Me alegro de que en Argentina se lo recuerde. Me enteré de que vino a Rosario, por ejemplo. No se habla mucho de él en el mundo o en Estados Unidos."
sábado, 23 de junio de 2018
LA CASA DE LOS SORDOS
Mención de Honor que obtuve en el Concurso de Relatos Revista Crepúsculo(Argentina - 2013 - Jurado: Vicente Batista entre otros)
PARA LEER LA CASA DE LOS SORDOS HACER CLICK ACÁ
miércoles, 14 de febrero de 2018
¿POR QUÉ DUBLÍN AL SUR?
Recuerdo que pasada la conmoción inicial de la lectura de Las Tarmas, La Puerta en Dos o del mismísimo "Dublin al Sur" que cierra el libro, entre otras inolvidables historias, me prometí que algún día me iba a venir.
Por algún motivo que aún desconocía, era necesario caminar las mismas calles que alguna vez caminó Esteban Dedales.
Es que otra de las cosas que me había quedado claro de entrada, convicción reafirmada en las posteriores lecturas a lo largo de los años, era que el título del libro no era justamente eso, un simple título puesto de compromiso, robado de uno de los relatos que integraban la edición, sino que algo más profundo se escondía detrás de él. Pero, ¿Qué cosa?
Años antes de su muerte, Isidoro Blaisten contó en un reportaje, el por qué de "Dublin al Sur, confirmando así mis sospechas iniciales.
Desde entonces, llegar hasta acá se transformó en una jodida obsesión que felizmente hoy logré cumplir y que tal vez, en una de esas, me ayudó a comprender todo. O casi todo.
Claudio Miranda
13/09/2017 - Bar Victoria - Av O'Connell - Dublín - Irlanda del Sur.
¿Por qué Dublin al Sur?
"¿Qué tiene de Buenos Aires? Yo le puse el título genérico de un cuento y en ese sentido formo parte de una tradición clásica que suele elegir como un título genérico del libro un cuento que no tiene porque ser el mejor, pero que le da el espíritu general de esos universos cerrados que son los cuentos. Desde Dublineses de Joyce, ese nombre está cargado literalmente. Es algo así como un espacio mítico donde se cruzan el sueño individual del artista con los deseos colectivos.
Yo no conozco esa ciudad. La vi desde las costas de Inglaterra. Pero Dublín representa para mi la sublime terquedad del artista. Es juntos Joyce con Gardel, yo amo a los dos.
Dublín para mi es lo que ahora se llama y no sé por qué, utopía. Prefiero la palabra poética a la que alude Heidegger, la fundación del ser por la palabra.Vos no sos nadie si no has pronunciado esa palabra. Dublín es el deseo, romper la rutina a que te tienen condenado. Es la poesía, confesa o inconfensa que todo ser humano conserva. No sé, una línea, un poema, algo que lo redima de un mundo regido por la estupidez."
Tal vez Dublín para mi sea esa esperanza.
Isidoro Blaisten
Buenos Aires, 1999
miércoles, 29 de noviembre de 2017
UNA ENFERMEDAD INCURABLE
Las diferencias las podía contar con los dedos de una mano o con menos que eso: Calles asfaltadas a los ponchazos en vez de la tierra o el ripio; ladrillos sin revocar y desprolijas lozas, en lugar de chapas oxidadas. Y para de contar. El resto seguía teñido de la misma precariedad y desaliño. Los zanjones con aguas servidas seguían allí, inalterables, salpicando de indignidad a sus habitantes.
No había hecho ni dos cuadras cuando se rectificó de aquel pensamiento. Una burla cruel no, la pobreza es una puta enfermedad. Incurable. El que nace pobre, se muere pobre. Si tienen hijos, van a ser pobres y si hay nietos, también pobres como las ratas. Y los bisnietos y los tataranietos. Y así siempre. Una continuidad perversa e interminable.
La pobreza. Enfermedad incurable y además, hereditaria. No existe remedio que pueda curarla ni vacuna que la pueda prevenir. Afección creada por los ricos en un laboratorio de ricos desde tiempos inmemoriales para que estos sean todavía más ricos y los pobres más pobres aún. Otra que el cáncer. Al menos el cáncer te mata rápido o relativamente rápido. La pobreza en cambio te va liquidando todos los días un poquito, te va minando con infinita paciencia las fuerzas físicas y espirituales. Es como un vampiro prendido a la yugular que te va chupando la sangre en cómodas cuotas, pero siempre asegurándose de dejarte un mínimo caudal corriendo por las venas, cosa que cuando regrese al rato, siempre le quede algo para seguir succionando.
Pobreza y parca formaban una sociedad sin fisuras. Estaban coordinadas con siniestra perfección. Cuando una finalmente llega, la otra se encarga, ahora sí, de exprimirte hasta la última gota. Dejarte seco como una hoja en pleno otoño. Y eso de que todo sufrimiento por fin culmina en el crucial instante de la partida de este mundo, estaba por verse. En una de esas la pobreza no se moría ni con la muerte. Por ahí, atravesado el temible umbral, seguía vivita y coleando, porque eso de que el cielo es el reino de los pobres era por esos días, para el ingeniero Artemio Marinelli, una verdad discutible. De a poco, el paso de los años le habían ido arrebatando todo, hasta la fe religiosa.
CGM
(Capítulo de mi segunda novela: "Sálvese Quien Pueda")
Claudio Miranda - Berlín 9/2017 |